domingo, 25 de abril de 2010

La mujer más longeva del mundo ejerció su derecho al voto

Desde que hace tres años estuve por primera vez en la finca Santa Rosa, situada en el costero municipio Granmense de Campechuela, para entrevistar a Juana Bautista de la Candelaria Rodríguez, más conocida por Candulia, la mujer más longeva de Cuba y del mundo, con 125 años, no he podido borrar su imagen de mi mente.

En ella, una persona humilde, de poca instrucción y una memoria privilegiada se resumen los sentimientos de patriotismo de todo el pueblo cubano.

Aunque no está en el libro Guinness, según consta en el tomo I, folio 35, del Registro Civil de Campechuela, donde la asentaron, nació el 2 de febrero de 1885, es decir, ha vivido tres siglos, lo cual le da el mayor de los derechos a poder afirmar:” la Revolución me premia con esmerados cuidados y me garantiza una vejez digna. Me siento realizada, feliz con lo que me ha regalado la vida, con esta familia linda y mi Patria…

Después de aquella primera visita a Candulia, la he visto dos veces más y en varias ocasiones hemos conversado por vía telefónica, y siempre trae a colación, como una idea fija, su agradecimiento a Fidel Castro y su gente, quienes aseguran, la hicieron una persona diferente.

Además, siente un cariño y respeto muy grandes por Chávez, considerándolo “echao pa´lante y guapo, como nuestro Comandante en Jefe”.

Este domingo 25 de abril Candulia ejerció su derecho al voto en el colegio número uno de la circunscripción 73, y asegura que “para defender a la Revolución ha participado en los 14 procesos electorales realizados en Cuba desde 1976, cuando se aprobó la Constitución Socialista”.

Increíblemente lúcida aún para sus 125 años cumplidos, se precia de respirar el aire puro del campo, una de las razones de su larga existencia, a la que suma alimentación rica en viandas y carnes y “tener el corazón desde siempre repleto de amor” para sus semejantes.

La rodean la ternura de un hijo,  nietos, bisnietos y  tataranietos (de todos recuerda la edad y fecha de nacimiento). Es atendida con regularidad por un geriatra, un Médico General Integral y la enfermera.

Solo la aquejan una debilitada visión y el desgaste físico propio de la edad. Sus ojos están opacos y las rodillas ya no sostienen sin apoyo el cuerpo menudo, desprovisto de excesivo tejido adiposo, pero

aún elástico, y como ella asegura: “de huesos duros como los de chivo”.

Ella piensa en el mañana y sueña con un futuro en el que reinen la paz y la alegría.

Comparto con ella ese hermoso ideal, y la admiro.

miércoles, 14 de abril de 2010

Otra lección de este pueblo único

Mi corazón en ocasiones se adueña de mis actos, sobre todo cuando situaciones determinadas lo aceleran más que de costumbre, eso quizás le suceda a todos los seres humanos.

Para mí es el aviso de que pude percibir inconscientemente la importancia de un hecho, por ello, el sábado 10 de abril cobró inusitada valía, por cuanto ofreció en mi entorno sobradas lecciones de solidaridad.

La solidaridad es una virtud preponderante del pueblo cubano

La colega Esnoide, de la emisora provincia Radio Bayamo anunció unas horas antes que se enfrascaría en labores constructivas en su hogar, es decir, “echaría el pedazo de placa que le faltaba”. Se trata de una mujer viuda con dos hijos menores de edad.

No fue necesario ponerse de acuerdo, sencillamente, al amanecer el sábado, sus compañeros del departamento de Programación fueron llegando uno a uno. La primera fue la jovial Lourdes, quien anunció desenfadadamente que la merienda iba por ella, ya la traía elaborada, luego se le sumaron Anita (también con golosinas para comer), Olguita, Marisela, quien llevó consigo incluso a su hermano; Carlos… y varias personas más.

La “improvisada brigada” recibió una inyección de vecinos prestos a apoyar en cuanto fuera preciso, y el aporte de otros que suplieron la falta de algunos materiales.

Entre bromas, sudor y mucho esfuerzo transcurrió la mañana, y al filo del mediodía la faena quedó totalmente culminada.

Resultó sin dudas una gran lección, o mejor, otra, de amor, desinterés, colaboración, compañerismo y solidaridad.

Aunque a cosas así ya estamos acostumbrados, siempre que suceden mi corazón late aceleradamente, henchido de orgullo por ser parte de este pueblo único.

viernes, 2 de abril de 2010

UNA VISITA PARA NO OLVIDAR

Ayer fue uno de esos días que de seguro no se olvidan, porque las más profundas fibras de mi alma se estremecieron de ternura, de dolor y complacencia a la vez.

Visité en busca de datos para un reportaje una flamante vivienda en el reparto El Polígono, de Bayamo, allí encontré la causa de mi estremecimiento, Daylianis Gamboa Zambrano una hermosa niña de solo tres años de edad, que expresa con sus ojos perspicaces, su única vía de comunicación, los momentos de temores, malestar o alegría.

A la pequeña la vida le puso una zancadilla a los pocos meses de nacida, y desde entonces padece atrofia muscular espinal, padecimiento conocido como enfermedad de Werdnig Hofftmann, un trastorno neurodegenerativo genético producido por la afectación selectiva de las motoneuronas del asta anterior de la médula espinal, que presentan un cuadro clínico caracterizado por debilidad muscular, atrofias (disminución de volumen y peso de un órgano) musculares por denervación, disminución o pérdida de los reflejos musculares, hipotonía (tono anormalmente disminuido del músculo) y en muchos casos fasciculaciones (espasmos que afectan a grandes grupos de fibras musculares) de los músculos de la lengua.

Este es uno de los dos casos de ese tipo que existen hoy en la provincia de Granma, en el país hay cinco en total.

Daylianis no tiene esperanza de vida, pero gracias a la enormidad de nuestro Sistema de Salud recibe una esmerada y dedicada atención, y el cariño de sus padres, familiares, médicos, enfermeras y asistentes, además del de sus vecinos.

Luego de dos años y tres meses de ingreso en la sala de terapia intensiva, el Gobierno del municipio le asignó una casa, nueva y confortable, donde ahora reside acoplada al equipo de respiración artificial, gracias al cual aún vive.

Daylis Zambrano, su joven mamá, recibe mensualmente del Estado cubano su salario completo, superior a los 500 pesos, solo para cuidar a la niña.

Quizás ahora, después de enumerar todo lo anterior, se entienda el porqué de mis controvertidos sentimientos, que fusionados me llevan a la convicción de que contamos con el mejor Sistema de Salud del mundo, el más justo y equitativo.

También tengo el orgullo de formar parte de un pueblo caracterizado por la solidaridad humana y el amor al prójimo.

Todo ello nos mantiene fuertes para enfrentar carencias y situaciones propias de esta difícil etapa en la que los problemas económicos afectan a unos y otros por todo el orbe.