viernes, 25 de junio de 2010

No subsiste la fantasía marinera, pero sí la precaución

Estar ya inmersos en la actual temporada ciclónica, del primero de junio al 30 de noviembre, y conocer que según pronósticos de avezados en la materia este año se formarán 15 tormentas y cinco ciclones, y que entre dos a tres huracanes alcanzarán la categoría mayor en la escala de intensidad Saffir-Simpson del uno al cinco, me hizo reflexionar sobre el pasado y el presente, y pensar en el asunto, no con miedo, pero sí con precaución.

Los antiguos navegantes de los mares del Caribe enfrentaron en diversas ocasiones los rudos embates de meteoros y otros eventos atmosféricos y denominaban los rugidos de los vientos como sonidos del Diablo, que los llamaba desde el fondo del Infierno.

Esa fantasía marinera ya está superada, pero aún permanece la batalla de los seres humanos contra los demonios naturales, que se desatan de junio a noviembre, como parte de su revancha por los males que le ocasionan los individuos con su impensado impacto al entorno.

La frecuencia, la gravedad y los efectos de los desastres naturales actualmente están aumentando como consecuencia de factores como el cambio climático, la urbanización no planificada en gran escala, la pobreza, la desigualdad, y la degradación medioambiental.

América Latina y el Caribe constituyen una de las regiones del mundo más propensas a desastres, en particular el Caribe y la costa occidental de América Central, resultan afectadas cíclicamente por tormentas tropicales y huracanes que devastan con regularidad las comunidades costeras y frecuentemente producen deslizamientos de tierras e inundaciones.

Reducir la vulnerabilidad sólo se logrará con la participación de diversos organismos, y en particular con una inversión gubernamental mayor en programas de prevención y mitigación de desastres.

A las organizaciones humanitarias les corresponde desarrollar políticas y prácticas de gestión de desastres más ajustadas e integradas, para contribuir a reducir la vulnerabilidad a través de sus programas de salud, medios de subsistencia, educación y protección medioambiental. Además, es necesario seguir consolidando la capacidad local de respuesta a desastres.

La preparación para desastres salva vidas, y de eso podemos dar fe los cubanos. Desde disponer de planes de evacuación a ubicar estratégicamente suministros de agua potable, alimentos y mantas en las zonas que podrían resultar afectadas: cuanto más se preparen en el presente los organismos de auxilio, las comunidades y las personas, mayor será la seguridad de éstas últimas.

Las 25 Sociedades de la Cruz Roja del Caribe y América Central ayudan a las comunidades a disponerse para la actual temporada ciclónica, y serán las primeras en actuar cuando la tormenta inicial azote a la población.

viernes, 18 de junio de 2010

A menos besos más salud

Todo cuanto sucede a nuestro alrededor resulta un posible “pie forzado” para analizar hasta qué punto el actuar cotidiano de cada persona es beneficioso o no para su vida.

Hace sólo días me di cruce en la calle con una antigua conocida, afectada de un fuerte estado gripal, y mientras caminábamos me comentó de su nueva hija, a la cual iba a recoger al círculo infantil.

La acompañé hasta la institución y esperé para conocer a la pequeña, y entonces surgió el pie forzado para esta reflexión. La traía en brazos, y entre tos y tos le estampaba sonoros besos en el rostro, como muestra de su cariño, pero ¿era eso correcto?

Como torrente se agolpó en mi mente un cúmulo de informaciones relacionadas con la Influenza A(H1N1), virus que todavía se desplaza en Cuba, donde las autoridades de la Salud confirman un incremento de los cuadros respiratorios, resultado de una temporada de gripe asociada a su presencia.

Actualmente se registran más de cien mil atenciones semanales, que afectan tanto a niños como a adultos.

La provincia de Granma no es ajena a tal situación, y de ello se ha hablado hasta la saciedad en los órganos de difusión masiva, las organizaciones de masas y los centros educacionales.

Pero al parecer los anuncios radiales y televisivos y las campañas de bien público destinadas a elevar la percepción del riesgo no han sido interiorizados por muchas personas, que en número elevado hacen caso omiso a las advertencias.

No obstante las vacunas preventivas suministradas a los sectores más vulnerables: embarazadas, niños pequeños, ancianos, personas con asma bronquial, problemas cardiovasculares, diabéticos, se debe continuar con todas las precauciones, lavarse con cuidado y frecuencia las manos, taparse la nariz y la boca si se tose o estornuda, no hablar muy cerca de los demás, evadir las aglomeraciones, evitar el saludo con besos y, sobre todo, acudir al médico con la mayor rapidez posible, si hay fiebre u otros síntomas, pues las primeras 48 horas son decisivas para el

tratamiento. Es preciso no olvidar que las señales son idénticas a las de la gripe estacional.

Cuba, no obstante la crisis económica mundial, adquirió antivirales

específicos para el A(H1N1), en dosis para niños y adultos, y otros

fármacos para el cuidado de la población, pero eso no es suficiente.

Volviendo al asunto que motivó este trabajo, vale decir que algunos datos históricos cuentan que el beso hasta el siglo VI era únicamente una expresión de ternura entre madre e hijo; de ahí en adelante pasó a ser de los adultos también; llegó primero a Europa y al resto del mundo más tarde.

Durante la Revolución Industrial quedó prohibido; posteriormente, en los años sesenta, la rebeldía fue más fuerte y se retaba a los tabúes, resultado: se besaban en público.

Qué decir de la idiosincrasia del cubano, besucón por excelencia, que no solo da besos como muestra de amor, sino como saludo también, incluso a personas a quienes acaba de conocer, así somos, pero en estos momentos se impone esforzarse y cumplir todo lo orientado

Prever es una vía eficaz de enfrentar la epidemia. Desde el comienzo se aplicó una estrategia para sensibilizar y ampliar la percepción de riesgo del pueblo, contribuyamos todos con nuestra propia vida, y démosle un receso a los besos.