viernes, 2 de abril de 2010

UNA VISITA PARA NO OLVIDAR

Ayer fue uno de esos días que de seguro no se olvidan, porque las más profundas fibras de mi alma se estremecieron de ternura, de dolor y complacencia a la vez.

Visité en busca de datos para un reportaje una flamante vivienda en el reparto El Polígono, de Bayamo, allí encontré la causa de mi estremecimiento, Daylianis Gamboa Zambrano una hermosa niña de solo tres años de edad, que expresa con sus ojos perspicaces, su única vía de comunicación, los momentos de temores, malestar o alegría.

A la pequeña la vida le puso una zancadilla a los pocos meses de nacida, y desde entonces padece atrofia muscular espinal, padecimiento conocido como enfermedad de Werdnig Hofftmann, un trastorno neurodegenerativo genético producido por la afectación selectiva de las motoneuronas del asta anterior de la médula espinal, que presentan un cuadro clínico caracterizado por debilidad muscular, atrofias (disminución de volumen y peso de un órgano) musculares por denervación, disminución o pérdida de los reflejos musculares, hipotonía (tono anormalmente disminuido del músculo) y en muchos casos fasciculaciones (espasmos que afectan a grandes grupos de fibras musculares) de los músculos de la lengua.

Este es uno de los dos casos de ese tipo que existen hoy en la provincia de Granma, en el país hay cinco en total.

Daylianis no tiene esperanza de vida, pero gracias a la enormidad de nuestro Sistema de Salud recibe una esmerada y dedicada atención, y el cariño de sus padres, familiares, médicos, enfermeras y asistentes, además del de sus vecinos.

Luego de dos años y tres meses de ingreso en la sala de terapia intensiva, el Gobierno del municipio le asignó una casa, nueva y confortable, donde ahora reside acoplada al equipo de respiración artificial, gracias al cual aún vive.

Daylis Zambrano, su joven mamá, recibe mensualmente del Estado cubano su salario completo, superior a los 500 pesos, solo para cuidar a la niña.

Quizás ahora, después de enumerar todo lo anterior, se entienda el porqué de mis controvertidos sentimientos, que fusionados me llevan a la convicción de que contamos con el mejor Sistema de Salud del mundo, el más justo y equitativo.

También tengo el orgullo de formar parte de un pueblo caracterizado por la solidaridad humana y el amor al prójimo.

Todo ello nos mantiene fuertes para enfrentar carencias y situaciones propias de esta difícil etapa en la que los problemas económicos afectan a unos y otros por todo el orbe.

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